Inauguran el primer monumento del país al comandante Ansina en Las Piedras.
En un acto calificado como de «justicia histórica» por colectivos afrodescendientes, la ciudad de Las Piedras, en Canelones, inauguró el primer monumento de Uruguay en honor a Joaquín Lencina, el comandante artiguista popularmente conocido como Ansina.
La estatua ecuestre, ubicada junto al emblemático Obelisco de Las Piedras, fue presentada ante una notable concurrencia que incluyó autoridades nacionales y al reconocido músico Ruben Rada. Este evento representa un paso fundamental en la reivindicación de Ansina, cuya figura fue declarada Comandante por el ex presidente Tabaré Vázquez el 29 de octubre de 2018.
Alfredo del Puerto, presidente de la Comisión por el Monumento al Comandante Ansina, celebró la inauguración como «un acto de justicia» y el exitoso resultado de una larga lucha por «lograr el desagravio de la figura del comandante». Explicó que, tras varios intentos fallidos en otros lugares, Canelones fue el primer departamento en acoger y concretar la iniciativa.
El intendente de Canelones, Francisco Legnani, y el secretario general, Pedro Irigoin, coincidieron en la relevancia histórica del acto. Legnani aludió a la controversia sobre el monumento en Tres Cruces que, según se reveló, no representaba a Ansina sino a otro sargento afro-oriental. Por su parte, Irigoin destacó que ser parte de esta «relectura de la historia» es un privilegio.
El proyecto, iniciado durante la gestión del ex intendente y actual presidente de la República, Yamandú Orsi, es fruto de una colaboración notable. Irigoin recordó que la iniciativa unió a figuras de diferentes espectros políticos como el entonces intendente Orsi, el ex presidente Vázquez y el ex comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, demostrando un consenso en la necesidad de homenajear a Ansina.
Materializar una Leyenda
El escultor Alberto Saravia fue el encargado de dar vida al monumento. El artista detalló que el proceso, iniciado en 2019, implicó años de trabajo y múltiples bocetos para definir la postura del comandante y su caballo. Una vez elegido el emplazamiento, Saravia diseñó una pose «amplia», buscando que la escultura no diera la espalda a puntos clave como la escuela Ansina, el estadio o el centro comercial, y fuera visible desde todos los ángulos.
Para garantizar su durabilidad y evitar el vandalismo, la obra fue construida con una pasta de resina símil bronce, reforzada con una armazón interna de hierro. «Va recubierto de capas que tienen mezcla de polvo de mármol y polvo de bronce, y después lleva una pátina de pintura metálica que hace que quede tal cual una escultura de bronce, bajando diez veces los costos», explicó el escultor.
